sub rosa rozada

Dos rosas
Oleo sobre tela, 30* 20 cm., 2004


Ficción sobre ficción
Oleo sobre tela, 20*20 cm., 2004

Rojas y Blancas
Oleo sobre tela, 20*20 cm., 2004 

Contagio
Oleo sobre tela, 20*20 cm., 2004



Texto curatorial
 MARTA VILLA ha estado ligada al paisaje real como estilo de vida y en lo ficcional como núcleo temático primordial de su obra. Este eje fundacional ha sufrido variaciones simbólicas “paisaje naturalista”, “paisaje idílico”, paisaje poluído” al actual “paisaje simulacro”.

  En SUB ROSA Rozada el discurso visual, formas, imágenes, estrategias de representación, luchan contra la literalidad, beneficiando la complejidad y ambigüedad de lectura en pos de significaciones abiertas y plurales.

  El juego de palabras que hace al título de la obra exhibe el mismo comportamiento. SUB, bajo, debajo, subterráneo; ROZADA, que en su composición intervienen cosas; “SUB ROSA”, expresión en latín, que significa en privado, en secreto. Simbólicamente ROSA es “finalidad, logro absoluto y perfección” y según Cirlot “puede tener todas las identificaciones que coinciden con dicho significado, como centro místico, corazón, jardín de Eros, paraíso de Dante, mujer amada, emblema de Venus, etc.”

Este cúmulo de formas sensibles, visibles e invisibles tal vez sean referencias al mundo, instalando interrogantes sobre supuestas realidades y sus apariencias en los diferentes niveles de la realidad y su representación. MARTA VILLA ha reemplazado la aplicación de modelos únicos y criterios absolutos en la creación artística por una multiplicidad de enfoques representacionales, simulaciones y ambigüedades de la imagen.

De la ROSA a la SUB ROSA ROZADA (escenario de las configuraciones)

MARTA VILLA pone en juego sobre el escenario ficcional varios abordajes simbólicos: representación, simulacros y simulaciones. Las representaciones (modelo) de la ROSA que deriva en semejanza, teniendo en cuenta al objeto y sus códigos. En este entorno teatralizado las imágenes crecen, se desarrollan, flotan, perdiendo su carácter inicial restringido, liberados en pos de nuevas identidades.

En el territorio escénico, las representaciones conviven con los simulacros, nueva generación de signos y objetos, figuras exentas de singularidad, producto de la reproducción serial. Entre ambas situaciones se generan las simulaciones que cuestionan la diferencia de lo “real”, de lo “imaginario”, de lo “verdadero” y de los “falso”, lo “imitativo” o lo “auténtico”. “Simular es fingir tener lo que no se tiene” dice Baudrillard.

Otras ficciones producidas a imagen y semejanza de lo real, son réplicas más que perfectas cuya única imperfección es la asistencia programada para su fabricación por medio del artificio tecnológico.

En este contexto M. VILLA explicita simbólicamente su particular visión de la naturaleza, mirada desde la superficie a la interioridad de la naturaleza humana.

Una mirada

Tal vez sin ánimo de advertir propone a nosotros (los otros) una “mirada”, toma de conciencia sobre el mundo de las apariencias, instalado en el acontecer de la existencia humana, donde la belleza de las exterioridades opacan y esconden las interioridades del alma, ámbito de lo privado, de lo secreto, en definitiva SUB ROSA.

Nelbia Romero







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